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Tomamos decisiones a diario, casi constantemente y la mayoría de ellas sin ser conscientes de que las tomamos o de cómo las tomamos. En la toma de decisiones normalmente recurrimos a atajos mentales o heurísticos. Esto es, estrategias simples y rápidas que nos resultan eficaces aunque no consideren todos los datos disponibles en el entorno a la hora de tomar una decisión.

Estos atajos suelen ser muy útiles, ya que nos facilitan la vida sin tener que dar demasiadas vueltas o dedicar demasiados recursos mentales, pero también estos atajos pueden ser los culpables de muchos errores que cometemos.

Vamos a ver algunos de estos atajos en la toma de decisiones:

  1. La importancia de la primera impresión.

Hace referencia a la tendencia que tenemos a dar mayor importancia a aquello que nos asalta por primera vez a la vista. A lo largo de la historia, a nivel de supervivencia esto ha tenido sentido ya que una buena percepción de inicio era lo que nos permitía sobrevivir al ataque de un animal de repente en mitad de un prado. Sin embargo ese tipo de mecanismo también nos hace más vulnerables a la manipulación. Buen ejemplo de esto son algunas técnicas de marketing,  como por ejemplo colocando los productos que más les interesa vender a la altura de la vista.

  1. Relación causa consecuencia.

El cerebro necesita dar coherencia a aquello que percibe y a las experiencias vividas, es por esto por lo que necesita encontrar relaciones entre los hechos que nos ocurren. Esta es, en parte, la manera en la que aprendemos. Así cuando dos hechos coinciden en un momento importante y significativo nuestro mecanismo cerebral se activa para poder darle una posible explicación o conexión. Aunque pueda suponer algo completamente arbitrario. Por ejemplo, si llevo determinado reloj el día que me contratan en una entrevista la mente puede asociar a que ha sido gracias a él y convertirlo en el reloj de las entrevistas.

  1. El pensamiento de la mayoría.

Existe cierta tendencia a pensar que nuestras decisiones son compartidas por los demás. Es adaptativo pensar que nuestra opinión coincide con la mayoría ya que somos seres sociales. Esto nos ayuda a tomar decisiones más rápidas sin debatirnos internamente si será lo mejor o no. Sin embargo, esta tendencia puede suponernos una dificultad para entender y empatizar con los demás, incluidas las personas que queremos, por tener ideas diferentes a nosotros.

Y tú, ¿cómo tomas las decisiones, de forma racional o irracional?

Irene López Romero

CV11092

Irene.lopez@lucentumpsicologia.com

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