Esta mañana he notado entrar por la ventana ese fresquito que huele a septiembre. Ese que dan ganas de abrazarte con fuerza antes de salir al mundo. Pero este año da miedo salir al mundo. Los telediarios nos bombardean con malas noticias, las normativas para enfrentarse a este nuevo mundo cambian constantemente generando mayor sensación de incertidumbre y peligro, también en la vuelta al cole.
Mientras tanto, y a pesar de esto, los niños sueñan con este día de la vuelta al cole. El de los reencuentros en la fila. El de estrenar material escolar que huele a nuevo…
Sin embargo, este año esos reencuentros no pueden ir acompañados de abrazos. Ni podrás compartir tu nuevo y lustroso material escolar. No puedes cuchichear con el de al lado, ni apenas jugar y hacer palmas-palmitas… ¿os imagináis, adultos, que esto nos hubiera pasado a nosotros de niños? Este ejercicio de imaginación es una forma de intentar conectarnos y empatizar con nuestros niñ@s, para acompañarlos lo mejor posible en este proceso.
Dependiendo de la edad de los menores tendrán más o menos capacidad para comunicar abiertamente sus dudas, preocupaciones y estados emocionales. Por eso, en este día de vuelta al cole, queremos daros algunos consejos para comprenderlos mejor;
- Lo primero es estar atentos a sus expresiones. Se trata de tener la capacidad de «mentalizar» los estados de nuestros niños/as. Es decir, observar y poner en palabras sus emociones. Porque ellos, por sí solos, no tienen la capacidad de nombrar sus emociones y somos nosotros, los adultos, los que podemos ayudarles en este punto.
- El segundo lugar, es estar abiertos a la comunicación con ellos. Crear espacios y momentos que favorezcan la comunicación. Demostrarle que les estamos escuchando y prestando la atención que merecen. Esto favorecerá que compartan con nosotros sus preocupaciones y nos da la oportunidad de comprenderlos y ayudarlos mejor.
- Por último, hay que saber hablar con ellos. En esta difícil circunstancia que nos rodea, no podemos dejarlos apartados de la información que les incumbe. Porque un niño nunca se queda con la duda; si los adultos no le dan una explicación de lo que ocurre, van a encontrar sus propias explicaciones… y en la lógica de un niñ@ pueden ser de lo más originales, pero equivocadas y, en el peor de los casos, dañinas.
Se trata de adaptar el lenguaje y la complejidad de la explicación a la edad del niño, pero sin mentirles. Después de la explicación preguntarles si tienen dudas y dedicarles el tiempo necesario a cubrir sus dudas al respeto.
Con estos consejos tenemos una oportunidad de oro para estar cerca de ellos, no solo en este momento de pandemia, sino en cualquier momento en el que ell@s puedan percibir alguna dificultad en sus cortas vidas.
Si detectas alguna dificultad en tus hijos o en tí a la hora de gestionarte y quieres consultarnos, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.
Irene López Romero
CV11092